El Réquiem de Brahms llega al Teatro Cafam, un viaje a las profundidades del alma
Más de 80 artistas de la Orquesta Sinfónica de Bogotá y la Sociedad Coral de Bogotá emprenderán un nuevo viaje, esta vez hacia las profundidades del alma con una imponente y reflexiva obra como lo es El Réquiem de Brahms, una de las más importantes y aclamadas obras sinfónico-corales de todos los tiempos. Denominada “El Réquiem para los vivos” escrita por el compositor alemán Johannes Brahms, estrenada en 1868 en la Catedral de Bremen en Alemania, que desde entonces ha sido interpretada innumerables veces alrededor del mundo.
Con la producción de La Fundación Orquesta Sinfónica de Bogotá FOSBO junto al Teatro Cafam, en esta ocasión, el concierto tendrá varios invitados especiales, entre quienes se destaca el director de orquesta alemán Manuel Meissner, quien llega a Colombia exclusivamente para guiar este importante concierto. Además, estarán los solistas Manuela Tamayo (soprano) y Juan David Gonzales (barítono), lo que garantiza un conmovedor concierto que promete no solo ser impactante gracias a la potencia vocal de las más de 40 voces que integran la Sociedad coral, sino que, además, será una experiencia cargada de sentimientos y reflexiones acerca de la vida.
“El Réquiem de Brahms”
Es una de las obras más importantes y emotivas de Johannes Brahms, un canto de consuelo y esperanza que se aparta de la tradición litúrgica del Réquiem católico. A diferencia de los réquiems clásicos, que están en latín y se centran en la oración por los muertos, Brahms eligió usar textos bíblicos en alemán para crear una pieza que ofrece una meditación sobre el duelo y la redención.
La obra se compone de siete movimientos y está escrita para coro, solistas y orquesta.
Adicionalmente Brahms escribió una versión que en lugar de orquesta lleva piano a cuatro manos, pues esto facilita su divulgación y estudio. Brahms evita el texto tradicional del réquiem y, en su lugar, utiliza pasajes de las Escrituras que enfocan la atención en el consuelo y la esperanza para los vivos y los muertos. La estructura de la obra alterna entre secciones corales majestuosas y momentos más íntimos con solistas, creando un equilibrio entre la expresión colectiva del dolor y la reflexión personal.